Dijo: Señor, abre mi pecho, haz fácil mi misión y desata
el nudo de mi lengua para que puedan comprender lo que digo.
Sura 20: 25-28 (SURA TA, HA)
El relato de este pasaje es muy conocido hasta por los no creyentes y nos sitúa
en un momento de la historia donde Musa experimenta la inseguridad y el miedo
cuando es enviado por Dios para confrontar a Fir´aún. El objetivo era
comunicarle que el pueblo de Israel debía salir de Egipto, cosa que como ya
sabemos, Fir´aún no lo permitió tan fácilmente.
El éxito de esta empresa estaba ya afianzado pero
Musa debería estar dispuesto a obedecer y depositar toda su confianza
en Allah.
Alguna vez en la vida nos enfrentamos a
situaciones similares y los nervios nos traicionan; nuestras piernas tiemblan y
hasta nuestra voz parece extinguirse. Todo empieza a dificultarse desde el
momento que nos dirigimos hacia el lugar o hacia la persona donde seguro nos
espera una conversación difícil.
En ocasiones se me ha pedido que diga unas
palabras de aliento en medio de un funeral o he tenido que afrontar al profesor
de alguna de mis hijas cuando se ha cometido una injusticia en contra de esta.
La labor no ha sido fácil. Algunos de ustedes tal vez puedan dar
testimonio de situaciones similares o diferentes.
Los seres humanos estamos sujetos a las mismas
debilidades que se hacen manifiestas cuando hay que tratar con una o más
personas y que en un momento determinado, nos imponen respeto y hasta nos
intimidan.
Por estas pasiones, como el temor y sus reflejos
en nuestra humanidad, Musa pidió que su pecho fuera abierto. Experimentaba esa
angustia y ese agudo pesar ante la dificultad de hablar a una eminencia.
Fir´aún no solo imponía respeto sino hasta miedo.
Por otra parte, no habría un representante internacional
de derechos humanos que lo acompañara ni la imparcialidad de la prensa que
registrara cualquier incidente que esta entrevista desencadenara. Allah le dio
confianza y le concedió la asistencia de su hermano Arún pero aun así, en sus
palabras, Musa denota una humana necesidad de fortaleza emocional. Conocía las
consecuencias que esta entrevista traería si algo se saliera de control.
Las cosas no son fáciles
Cuando Dios ha puesto en mi mente y corazón hacer
algo le he dicho - Bien señor
si hago esto o aquello en tu nombre, espero no tener ningún contratiempo ya que
con toda seguridad tú estarás conmigo - No obstante, al actuar por fe,
me encuentro que el primer obstáculo es mi propio miedo y mi memoria me
recuerda que es la primera vez que voy a hacerlo, incluso he pensado que algo
puede fallar.
Yo, como Musa, deseo que todas las cosas salgan
fáciles pero en ocasiones parece que no es así. La historia de los hombres de
Dios nos muestra que las cosas no siempre son tan sencillas. Por otra
parte, estoy convencido de que Allah nos ha escogido desde antes de los tiempos
para llevar a cabo su misión y que Él estará con nosotros siempre.
Un caso real
Una de las experiencias más difícil fue cuando yo
conocía a Allah como Jehová. Fui con un grupo de jóvenes a un lugar llamado
Espinazo, este se encuentra entre el estado de Nuevo León y el de Coahuila, en
el norte de México. Ahí se congrega gente de muchas partes a venerar a un
hombre ya fallecido conocido como “El Niño Fidencio”. A él se le atribuyen
sanaciones y milagros de diferentes índoles. También hay un grupo de depósitos
espirituales llamados “Cajitas”. Según dicen, el espíritu de este hombre y
otros, se les meten y les dotan de la facultad para curar.
Las personas se caen al suelo, se convulsionan en
las callejuelas y se "bañan" dentro de un foso de lodo del que dicen,
tiene propiedades curativas. Es un espectáculo impresionante para quienes
conocemos la manera de obrar de Allah y su voluntad expresada a través de su
palabra.
Esa ocasión les hablamos precisamente de que Dios
puede pasar por alto sus prácticas si se vuelven a Él. De la bendición de
adorar al único y verdadero dador de la vida y de muchas cosas más. Nadie nos
hizo caso y dos hombres de apariencia anglosajona rompieron en nuestra
presencia los folletos que les dimos. Aun así, nuestro pecho fue abierto y
nuestra misión se llevó a cabo en medio de la adversidad. Una cosa más puedo
recordar; nuestra lengua se desató al momento de hablar. A medida que les
comunicábamos el mensaje, dentro de nosotros parecíamos decir - Ya estamos aquí, ya no queda más
opción que hacer nuestro trabajo -
entonces nuestras palabras fluyeron como de manera automática.
Creo que en algún momento, Allah trató
particularmente con alguno de los que escucharon el mensaje; por alguna razón
Él nos mandó a ese lugar. El predicarles algo contrario a su fe,
pudo hasta desatar represalias en contra nuestra.
Conclusión
La historia de Musa tuvo un final, podríamos decir feliz.
El pueblo fluctuaba entre un pensamiento y otro acarreando las consecuencias de
su conducta, pero al menos Musa, obedeció a Dios y contó con su respaldo en
todo momento. Su sumisión y
su fe le hicieron crecer y experimentar hazañas
de las que hasta el día de hoy se tiene memoria.
Tal vez este día o esta semana tienes que prepárate para
confrontar a alguien. Si te preguntas cuál debe ser tu actitud, solo recuerda
que Dios nos enseña a evitar nuestra autosuficiencia para poder dar paso a su
intervención divina. Por eso somos musulmanes y estamos sometidos a Él; nada de
nuestra vida se escapa de su voluntad. Allah tiene preparada la mejor manera
para afianzar nuestra victoria si en nuestro corazón está arraigada la
humildad.
En todo momento, es mejor hablar con la verdad.
Esto puede ponernos en una situación de desventaja si hemos cometido algún
error. Lo cierto es que Allah recompensa nuestra sinceridad. Él dijo: “Yo soy indulgente con el
que se vuelve a Mí, cree, actúa con rectitud y se guía”. (20:82). Si por el contrario, no
hemos cometido falta, la victoria será mayor ya que en el islam, la dimensión
de nuestra fe está sustentada en la unidad y en la verdad.
Todo puede estar en nuestra contra pero concluyo con estas
reconfortantes palabras:
Yo te elegí para Mí (20:41)
No temáis, Yo estaré con vosotros oyendo y viendo (20:46)
Sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de los
hombres. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah…No os
harán ningún daño aparte de alguna molestia, y si combaten contra vosotros,
volverán la espada ante vuestra presencia… (3:110-11)
oye que buena historia que te paso, la de la historia de MUSA (sws)ya la había leído anteriormente, oye también me llamo la atención sobre los fidencistas un amigo hace años me comento que fue a ese lugar,
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